Son tres los elementos fundamentales en los que hay que fijarse a la hora de interpretar los resultados de una encuesta. El primero y fundamental es el tipo de muestra utilizada, que nos dice si la encuesta tiene o no valor representativo. Si no lo tiene, es posible que no debamos utilizarla en absoluto. El segundo paso es la lectura cuidadosa de las preguntas y respuestas utilizadas: con o sin intención, la elección de las palabras puede influir mucho en el resultado de una encuesta. El tercer elemento es el margen de error: las diferencias pequeñas puede que no sean significativas, que no sepamos si realmente corresponden a diferencias en la población.