Proporciona una visión global de la relación entre movimientos sociales y tecnología e investiga lo que está detrás de la infraestructura de comunicación que ha hecho posibles los principales actos de protesta de los últimos quince años. Así, Stefania Milan ilustra cómo los movimientos sociales contemporáneos se organizan para crear alternativas autónomas a las redes y sistemas de comunicación y cómo éstas contribuyen a cambiar la manera en que la gente se comunica en su vida diaria, a la vez que intentan cambiar de raíz las políticas de comunicación.