El futuro como bien común

"Las soluciones inmediatas a problemas puntuales no permiten actuar desde la perspectiva que requiere la complejidad. Así, ver las interrelaciones en lugar de las concatenaciones, procesos de cambio en lugar de instantáneas, círculos de causalidad en lugar de líneas rectas, son algunas pautas para desarrollar un enfoque sistémico, necesario para atender los problemas e impedir que sigan replicándose o incluso reforzándose.

El diseño mismo de un modelo de ciudad como eco-sistema que posibilite el habitar juntos desde un equilibrio de fuerzas es, precisamente, el propósito que puede comprometernos a la creación de un futuro que sólo puede entenderse como bien común y, por tanto, como un problema compartido.

Atender los problemas raíz desde un criterio de verdad y un aprendizaje  que permita reconocer este tipo de “estructuras” recurrentes que impiden el cambio, como decía Senge hace ya 20 años, “simplificará la vida, porque ayuda a ver los patrones  más profundos que subyacen a los acontecimientos”.

Si decidimos suponer que las personas que forman parte de una gran comunidad que es una ciudad, quieren participar en la construcción de la misma, de su futuro, y que además desean hacerlo con otras personas, la organización de la ciudad se enfocará desde una perspectiva que permita la participación y la inclusión desde la acción colaborativa."