Darnos Aire. Repensando la educación desde los laboratorios ciudadanos.

Darnos Aire. Repensando la educación desde los laboratorios ciudadanos.

Ya está publicada la recopilación de textos que recogen el trabajo desarrollado en el programa “Darnos aire. Educación y Laboratorios Ciudadanos”, que tuvo lugar en Medialab Prado entre marzo y diciembre de 2020.

Puedes ver y descargar la publicación completa aquí.

 

En marzo de 2020 se detuvo el tiempo. De un día para otro, dejó de haber pasado y futuro, y todo a nuestro alrededor se convirtió en presente. Un presente estrecho, espeso, oprimente, incierto y terrorífico. Un presente extraño que transcurría en nuestros lugares de vida cotidianos, pero que nos resultaba completamente desconocido y negaba la posibilidad de cualquier rutina. Un presente denso y oscuro en el que era difícil orientarse. Un presente, en suma, en el que como en una pesadilla, no queríamos vivir, pero del que nos resultaba difícil escapar. A mediados de marzo del 2020 sufrimos una sobredosis de presente y un choque de incertidumbre.

En el ámbito educativo, el efecto más visible de la pandemia fue el cierre de las aulas y de las instituciones educativas. Para la escuela supuso algo que la mayoría de nosotros nunca habíamos experimentado: se suspendió la actividad educativa presencial en todos los centros, etapas, ciclos, grados, cursos y niveles de enseñanza.

Con la suspensión de la escuela presencial desapareció el espacio de igualdad, cuidado y protección que supone la escuela. También el lugar del conflicto y del encuentro con la alteridad, tan fundamentales. Al dejar de ir y estar en la escuela, se interrumpió el entramado de relaciones que ésta hace posible. Nos dimos cuenta de que la escuela ni es sólo un lugar de aprendizaje, ni es un lugar cualquiera de aprendizaje, que es ante todo un lugar de construcción de lo común. Si algo nos reveló el confinamiento es que la escuela como dispositivo público es mucho más importante de lo que pensábamos, pero también, que la escuela sola no puede. Que la escuela nos da aire, pero necesita urgentemente que, entre todas, le demos aire.

Pasados los primeros días de tregua, pronto volvimos a oír aquello de que la escuela no conecta con los intereses vitales de niños y jóvenes y que no prepara ni para la vida, ni para el futuro. La escuela tiene cada vez más dificultades para explicar su utilidad. Pero, como dice Marina Garcés (2020, p.153), si el futuro es oscuro es porque el presente es opaco. La oscuridad del futuro es la sombra que proyectan unos presentes que no sabemos leer.

Resultó que nuestra obsesión por prepararnos para el futuro sin mirar realmente lo que nos pasa nos estaba dejando, paradójicamente, sin instrumentos para entender el presente, ni herramientas para imaginar otros futuros. “En una sociedad donde los imaginarios de futuro han quedado atrapados en el pasado incompleto y superados por escenarios eminentemente apocalípticos”, la pregunta clave, como sostiene Garcés, tiene que ver con el sentido y la necesidad de la educación. Con cómo queremos ser educados cuando del presente no se deriva ningún futuro imaginable que no sea la catástrofe (Garcés, 2020, 146).

El relato del futuro que domina hoy las discusiones educativas no brinda realmente oportunidades para que los docentes, los estudiantes, las familias y las comunidades debatan si es posible imaginar y crear futuros sociales y educativos alternativos. Gran parte de la falta de sentido de la escuela tiene que ver con la estrechez de miras y la dificultad para proyectar(nos) individual y colectivamente hacia un futuro diferente, mejor y más justo.

Pensar en la educación post pandemia es pensar en una educación que permita que los estudiantes imaginen y den pasos alcanzables en el camino hacia la construcción de un futuro sostenible y equitativo.

La escuela es, o debería ser, un lugar donde negociar significados y producir sentidos. Dar(nos) aire fue un proyecto para darnos, entre todos, un respiro. Dar(nos) aire, no pretendía reinventar la escuela, pero sí preguntarse una vez más por el sentido o los sentidos de la escuela. Dar(nos) aire partía de la idea de que la escuela pública tiene más sentido que nunca, pero que su sentido no viene dado, ni está ganado de antemano, sino que tenemos que dárselo nosotros.

Dar(nos) aire fue un proyecto para afirmar que la mejor manera de dar sentido a la escuela es ampliando el debate e incorporando voces en la conversación. Dar(nos) aire fue un proyecto de medialab prado desarrollado durante los primeros meses de la pandemia de COVID-19, pero pensado e iniciado antes del confinamiento, mostrando de alguna manera que la necesidad de aire no es solo una consecuencia derivada de la falta de aire que el virus y el confinamiento trajeron, sino algo que venía de lejos y sigue vigente aún hoy, pasado afortunadamente lo peor de aquellos días. Seguimos necesitando espacios para darnos aire y respirar juntos (conspirar).

Los textos que integran esta publicación reflexionan sobre el sentido de la escuela hoy, exploran sus márgenes y mapean distintas maneras de relacionarse con la comunidad. Entre los textos de esta publicación están aquellos que nos ayudaron a pensar durante las sesiones y también los comentarios que sobre estos textos detonadores hicieron algunas participantes en el proyecto. Están los textos que narran la experiencia de dar(nos) aire desde dentro y desde abajo, y algunos de los proyectos que nos ayudaron a pensar desde el terreno, desde las escuelas y sus comunidades educativas. Y están, por último, un conjunto de textos que exploran cómo distintos recursos, experiencias, conocimientos y habilidades, disponibles dentro y fuera de las comunidades educativas, pueden ayudarnos a dar sentido a la escuela. Todos los textos nos ayudan a pensar cómo podemos hacer para aliviar la presión que existe sobre lo escolar y los centros educativos. Todos son una reflexión sobre cómo podemos dar aire a la escuela.

No busquen recetas, ni soluciones rápidas en esta publicación. No las encontrarán. Pero estamos seguros de que cada uno de estos textos les abrirá posibilidades. Todos son pequeños resortes que les servirán para abrir ventanas y puertas, y les permitirán respirar mejor. Todos dan aire. Y todos comparten un interés auténtico por hacer de la escuela y de su mundo circundante un lugar más habitable, más cuidadoso, más redondo, menos anguloso y más humano, como escribió Paulo Freire. Todos, humildemente, tratan de plantear problemas propios (lo que nos pasa) y ensayar respuestas encarnadas (Fernández-Savater, 2021).

Carlos Magro Mazo

 

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Blog
Autor
CARLOS MAGRO MAZO