Cacharreando con la asociación La Kalle

Cacharreando

Por Juan Flores Morcillo

En la primavera de 2015, una compañera de la entidad me propuso reunirme con Inés Bebea, mediadora-investigadora en Medialab Prado. Nunca había estado en Medialab. Nada más entrar, me impresionó la belleza y originalidad del edificio y lo acogedor que es el espacio. La reunión era para conocernos y compartir posibles sinergias entre el proyecto que Inés venía realizando en Medialab y nuestros proyectos de inserción sociolaboral en microinformática.

Inés estaba realizando una investigación con el objetivo de explorar aspectos filosóficos, pedagógicos y artísticos en la educación en torno a las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), de la que después nacería la guía Alfabetización digital crítica. Vimos una oportunidad de trabajar muchas de las inquietudes que estábamos planteándonos, y para nosotras era una nueva manera de conocer y aprender desde otra perspectiva, de desarrollar todo lo que veníamos haciendo en la formación en otro espacio, y de conocer a personas, proyectos y comunidades.

Nos incorporamos con unos talleres que llamamos «Cacharreando», dos días a la semana por la tarde. Era una manera de dar a conocer nuestro proyecto, de intercambiar aprendizajes y a veces dificultades desde un formato colaborativo, de igual a igual, algo a lo que los jóvenes con los que trabajamos no están acostumbrados.

Cacharreando se creó como espacio desde donde reflexionar sobre el uso de la tecnología en nuestras vidas, desde donde romper barreras y despertar el pensamiento crítico. Un espacio para conseguir el máximo provecho de las TIC sin depender excesivamente de ellas, y para no olvidar y fortalecer las funciones ejecutivas de la inteligencia humana. Por Cacharreando pasaban personas mayores del barrio con ganas de apropiarse de las tecnologías, personas que tenían dificultades con sus ordenadores, de hardware o software, personas que querían colaborar con sus experiencias o profesiones, personas de otros proyectos que buscaban colaboraciones o sinergias para trabajar juntas…

Una de las cuestiones que siempre me preocuparon fue cómo el estar dos días a la semana fuera de nuestro espacio natural de formación podía afectar al desarrollo normal de las clases y a la asistencia. Pensaba en todos los protocolos que habitualmente encuentras en cualquier espacio público de nuestras ciudades y que pueden provocar que la actividad no sea viable o convertirse en una excusa para que nuestros jóvenes no acudan a realizarla. Pero el efecto fue el contrario. La buena acogida que tuvimos y la confianza que siempre han tenido en nosotras, además de las facilidades y disposición de todo el equipo humano que forma el espacio, generaron en todas un sentido de pertenencia, de formar parte de Medialab, de una participación activa y una predisposición a implicarnos en cualquier propuesta que se nos hiciera.

Siempre recordaré el reto que supuso presentar Cacharreando en «Un año en un día», cuando se les planteó que eran ellas y ellos quienes tenían que presentar el proyecto, porque ellas y ellos son quienes hacen posible que funcione y se desarrolle. El fabuloso trabajo que realizó Antonella Broglia con Hervé Tchuhou preparando la presentación, algo que Hervé hizo con el sentimiento y amor que siempre ha tenido por el proyecto de Cacharreando, fue vivido por el resto de participantes con la emoción de ver cómo su trabajo se reconocía y valoraba.

Desde Medialab hemos participado y colaborado con otras comunidades realizando actividades y talleres. Por ejemplo, en el Festilab de «Un año en un día» organizamos un taller con niños/as y padres/madres, y pudimos ver cómo disfrutaban compartiendo, enseñando y ayudando a otras personas a entender, conocer o resolver dudas sobre todos esos componentes eléctricos y electrónicos que hay dentro de las cajas negras que se encuentran en nuestras aulas, centros culturales y hogares, y que muchas desconocemos. Otra actividad fue Repair Café, un espacio informal para reparar todo tipo de objetos de uso cotidiano, aprender a mirarlos de otra manera y darles valor, compartiendo experiencias y conocimientos con personas expertas o aficionadas, reparando equipos informáticos y otros artilugios electrónicos.

Vimos que había que compartir todas estas experiencias que estábamos adquiriendo. Y así comenzamos a dar talleres en otros espacios fuera de Medialab. En verano de 2016 aterrizamos en Vallecas, nuestro barrio de origen, dentro de los programas que se desarrollan en los planes de barrio, y replicamos Cacharreando. Tuvo gran acogida, ya que Vallecas es un barrio donde la alfabetización y el acceso a las tecnologías no están muy presentes.

Durante todo el tiempo que hemos estado participando en Medialab, hemos conocido y compartido proyectos, experiencias y filosofías que no serán olvidados por la mayoría de las personas que han pasado por allí. Por eso, mi paso por Medialab ha sido una experiencia muy enriquecedora. En la actualidad continúo vinculado y dando continuidad tanto a proyectos profesionales como personales, y desde la Asociación Cultural La Kalle seguimos colaborando siempre que se nos invita (hemos estado en Grigri Pixel, en Interactivos?, etc.).

Además, Medialab ha sido el vivero de ReutilizaK, un proyecto basado en la economía circular que nace de la experiencia de Cacharreando, con el apoyo y aval de Medialab. Los fines de ReutilizaK son la inclusión sociolaboral de jóvenes en situación de vulnerabilidad social, y la promoción de la reutilización como medio para reducir el consumo electrónico y contribuir a la inclusión digital y la sostenibilidad ambiental. Este objetivo se alcanza mediante el desarrollo de una nueva actividad económica que impulsa la reutilización y el posterior reciclaje regulado de dispositivos electrónicos.

Otro proyecto es la Fablabteka, un espacio de producción de objetos físicos a escala personal o local que agrupa máquinas controladas por ordenador. Se basa en las filosofías del do it yourself («hazlo tú mismo») y do it with others («hazlo con otros») y el open source o código abierto, propios del movimiento maker. El objetivo es la mejora de capacidades integrales a través de un modelo formativo personalizado en espacios de fabricación digital y empresas afines acercando a los jóvenes a un nuevo sector emergente y con una visión de futuro. Desde la Fablabteka hemos colaborado con el proyecto Puente de Vallecas Experimenta a través de actividades como Demo Day, acercando al barrio el espacio Fablab y realizando un taller de fabricación y prototipado de los proyectos seleccionados.

Siempre estaré agradecido con todas las personas que hacen que Medialab sea ese espacio desde donde experimentar, aprender y compartir. Me he sentido como en mi casa, rodeado de un equipo de profesionales dispuestos a colaborar o ayudar en todo lo necesario y, gracias a eso, los proyectos que se incuban se pueden hacer realidad.

Nosotras lo hemos hecho.

Juan Flores Morcillo es coordinador de la escuela de innovación tecnológica de La Kalle, una asociación sin ánimo de lucro fundada en 1986 que apoya el desarrollo integral de las personas en situación de riesgo o exclusión social del distrito de Vallecas en Madrid.

http://www.lakalle.org

Puedes descargar más abajo el texto íntegro con notas al pie y la publicación de la que forma parte: Laboratorios ciudadanos. Una aproximación a Medialab Prado.

 

Tipo de post
Blog
Autor
Arancha B