Biomateriales alimentarios

Existe un discurso, generalmente no llevado a la praxis, en torno al diseño como herramienta de cambio: capaz de mejorar las condiciones de vida, por ejemplo, frenando el deterioro medioambiental. La búsqueda de alternativas en la producción sostenible hace este compromiso social presente. Actualmente, el diseño proporciona ideas que implican ser sensible al contexto y a las consecuencias que se provocan. En el contexto en el que vivimos los materiales desempeñan un papel fundamental, tanto su procedencia, proceso de fabricación, su uso y duración (huella socioambiental).
Dentro de la industria textil, mi interés recae en los materiales que se utilizan. La idea de este proyecto parte del interés de crear producción de tejidos alternativos a partir de materiales ya usados, como por ejemplo los desechos de comida que tiramos a la basura. Estos residuos orgánicos se pueden reutilizar para crear otros objetos útiles.
Los materiales llamados biotextiles y bioplásticos se caracterizan por ser biodegradabes. Después de su uso, el objeto se puede descomponer de manera natural como un residuo orgánico. La idea sería reemplazar los materiales sintéticos tradicionales como el poliéster, que proviene de la industria petroquímica, o como las pieles naturales, que provienen de animales. Los bioplásticos pueden fabricarse a partir de material reciclado y reutilizado: desechos de comida, corteza de árbol, cáscaras, etc.
Dentro de esta investigación quiero situar el trabajo en un ámbito de experimentación. Utilizar metodologías de prueba/error, documentación de procesos, análisis y mejoras de formalización. Con la finalidad de investigar también sus características, como texturas, rigideces, flexibilidades y transparencias. Ver también cómo el material puede interactuar con el cuerpo, su movilidad,
temperatura y humedad.
Mi idea es formular una hipótesis sobre cómo podemos recuperar los materiales usados en el laboratorio Interactivos, como los desechos que generemos, y convertirlos en un nuevo objeto para usar que resulte útil a la comunidad o proyectos en desarrollo. Abriendo así el círculo de funciones que tiene el objeto más allá del “usar y tirar” e investigando la propia sostenibilidad del laboratorio.
Parto de la base de utilizar residuos alimentarios por los grandes números de desechos que acumula esta industria. Sería posible organizar una recolecta de nuestros propios desechos e incluso en varias localizaciones, como restaurantes, supermercados o mercados ambulantes de la zona. Los objetos a desarrollar en este proyecto no pueden presuponerse porque dependerán de la inteligencia colectiva del grupo que se genere y de los proyectos seleccionados con los que convivamos y con los que podamos activar una circularidad de usos.