Amaia Sánchez-Velasco y Jorge Valiente Oriol · Revisitando a Titono

Amaia Sánchez-Velasco y Jorge Valiente Oriol son miembros de GRANDEZA STUDIO, un colectivo de arte y arquitectura co-dirigido desde 2011 junto con Gonzalo Valiente Oriol. Su trabajo entrelaza investigación, práctica creativa y pedagogía, y ha sido ampliamente publicado y expuesto en Alemania, Australia, Chile, EEUU, España, Holanda e Italia. En 2019, fueron comisarios del pabellón australiano de la XXII Triennale di Milano, galardonado con el Golden Bee Award. Sus dos últimas obras están expuestas en la Biennale Architettura 2023 de Venecia.

Proyecto

Revisitando a Titono: Geografías tentaculares de la eterna juventud propone una revisión crítica y contemporánea del mito griego en el que, Eos, diosa del amanecer, se enamora profundamente de Titono – un mortal de belleza deslumbrante. En su deseo por preservar la belleza de su amado por siempre, Eos pide a Zeus que conceda la inmortalidad a Titono. Sin embargo, Eos olvida pedir al padre de los dioses la juventud eterna para su amado. Así, Titono envejece paulatinamente hasta que Eos decide liberarle (o liberarse) transformándolo en cigarra para el resto de la eternidad. Desde entonces, cada día Eos llora produciendo el rocío de la mañana con sus lágrimas. La cigarra inmortal se alimenta de ellas mientras que con su característico chirriar le suplica a Tánatos, rey de la noche, que le otorgue la tan ansiada e inalcanzable muerte.

En la intersección entre teoría-ficción, la mitología crítica y la investigación audiovisual, Revisitando a Titono: Geografías tentaculares de la eterna juventud, propone un viaje trans-escalar (desde la telomerasa de la hydra hasta los paisajes de extracción de mica) y trans-temporal (desde la mitología babilónica hasta los debates en torno al filtro digital Bold Glamour, pasando por las teorías de los cosmistas rusos y los transhumanistas) que nos aproximará, desde una perspectiva crítica e informada, a una red distribuida de arquitecturas – entendidas como las relaciones entre cuerpos (humanos y no-humanos), laboratorios, lugares de extracción, discursividades, tecnologías, climas, ecosistemas y economías – al servicio de la búsqueda de la eterna juventud.

Esta resignificación del mito de Titono navegará el pasado, el presente y el futuro de nuestra relación con la juventud, el envejecimiento, la muerte y la inmortalidad, como vectores articuladores del deseo y el terror humanos. Es precisamente la condición de irresolución – una disputa nunca conclusa – de los mitos (y su inabarcable sucesión de versiones) lo que los dota de la capacidad para abrir la imaginación política y ontológica hacia vectores de afectividad, deseos y temores aún por explorar.