Indicadores de calidad democrática

Antecedentes

 La crisis institucional y de la política representativa señala desde hace unos años la participación ciudadana como el camino a seguir para fortalecer la democracia. Esta apuesta ha popularizado la participación ciudadana y sus prácticas. Gobiernos de todas las escalas y colores comienzan a realizar procesos apelando a la ciudadanía y calificando a muchas de sus actuaciones como participativas, en muchos casos, sin ningún criterio. Los procesos participativos corren el peligro de convertirse en un requerimiento administrativo y es complicado encontrar la rendición de cuentas en términos de criterios de calidad del proceso y calidad en la muestra participativa; grados y tipologías de profundidad del proceso o la toma de decisiones o grado de poder ciudadano, entre otros.

Muchos de esos procesos participativos dan como resultado uno o más “productos” finales, entendiendo por producto un proyecto, una norma, una ley, etc; productos que después habrá que ejecutar. Al contrario del resto de las políticas públicas, rara vez se evalúa cómo afectan las decisiones finales (el resultado de la participación) al bienestar de la ciudadanía o si esas decisiones cumplen unos objetivos previos; a pesar de que estos productos son susceptibles de ser evaluados en base a criterios tradicionales de evaluación de proyectos (eficiencia, eficacia, impacto, pertinencia, viabilidad, cobertura).

También es interesante hablar de la evolución o diferencia del proyecto definido a partir del proceso y el que finalmente se lleva a cabo.

Las propias instituciones, a la hora de evaluar la calidad de un proceso participativo, están reduciendo el análisis a un número muy limitado de indicadores. No se expresan con indicadores cualitativos y en los cuantitativos se limitan al número de procesos impulsados por la entidad, el porcentaje de participación en la votación o el presupuesto disponible, éste último indicador muy presente sobre todo en la modalidad de presupuestos participativos. Pero no se tienen en cuenta tampoco otros indicadores cuantitativos, como puede ser la inversión en publicidad, el coste total del mismo proceso o el número de ciudadanos a los que afecta finalmente la decisión tomada.  Imagen eliminada.(imagen: Guía de Evaluación de Programas y Proyectos Sociales, Plataforma de ONG de Accion Social)

Desde diferentes ámbitos se está trabajando en la generación de indicadores para medir la calidad de los procesos participativos. En algunos casos tienden a ser también cuantitativos, sobre todo en herramientas digitales; donde es más sencillo la extracción de datos.

Además, los procesos tienden cada vez más a la hibridación. No sólo porque se mueven en un ámbito digital/analógico, sino porque se mezclan procesos participativos de deliberación que culminan, o no, en una votación posterior, y siendo los resultados consultivos pero también vinculantes. Las tipologías son múltiples y en la actualidad no disponemos de un marco conjunto de elementos de calidad para la categorización de los procesos, y su análisis y evaluación posterior.

Cada herramienta de participación está proponiendo/comenzando a generar sus propios indicadores. Pero no abarcan toda la profundidad de los procesos en sí, ni las repercusiones que tienen estos procesos una vez son puestos en marcha. Las soluciones que ofrecen para medir la calidad de los procesos suelen estar enfocadas a las posibilidades que permite la propia herramienta, más que a una solución desde una perspectiva global e integral.

Es buen momento para establecer, por tanto, un marco que responda a todas las necesidades detectadas, y que permita aunar esfuerzos, a fin de conseguir entre todos una mayor calidad democrática.

 

La idea/ el proyecto

El proyecto pretende generar un marco de calidad democrática y una aproximación a indicadores de esa calidad.

Partiremos de una documentación y trabajo ya avanzado sobre criterios de calidad democrática en procesos participativos que alimente la reflexión grupal en aras a definir dichos criterios.

Esto posibilitará diseñar una matriz de evaluación que tenga la capacidad de acoger los aspectos considerados clave. Nuestros esfuerzos se concentrarán en captar los aspectos cualitativos de los procesos y las tomas de decisiones a través de metodologías adaptables y flexibles, que sean amplias para evaluar todas las tipologías de procesos actuales con sus diferentes herramientas y metodologías. Buscaremos estrategias para los diferentes niveles de profundidad evaluativa (desde el proceso general a las metodologías concretas).

El modelo se servirá de una matriz para evaluar todos los procesos denominados participativos con los siguientes objetivos:

  • La retroalimentacion o mejora (improvement) de los proyectos o acciones ejecutadas o en ejecución, en base a unos criterios de calidad objetiva.

  • Disponer de diagnósticos que permita el aprovechamiento de las experiencias del pasado para actividades futuras (enlightenment), que permitan afianzar los procesos participativos; así como marcar una línea de separación entre procesos participativos con calidad democrática y los que conforman una participación “de fachada”. El fin último es posibilitar la hoja de ruta hacia una mayor calidad democrática.

  • La rendición de cuentas (accountability) hacia la ciudadanía, la opinión pública y todos aquellos implicados en los procesos de acción social.

A priori encontramos una serie de retos en la definición del modelo y en el diseño de los indicadores:

  • Encontrar un modelo aplicable y accesible que no ahonde en la tecnificación del campo. Sistematizar un análisis complejo.

  • Estandarizar un sistema de clasificación de procesos no taxonómicos que pueda facilitarnos la labor de evaluación y comparación.

  • Diseñar indicadores útiles y sensibles a los aspectos cualitativos que pretendemos abordar.

  • Diseñar indicadores transversales a las distintas experiencias participativas y dimensiones.

  • Ajustar el método de evaluación para que responda a las peculiaridades de las experiencias.

  • Diseñar indicadores de impacto social con datos secundarios.

Los objetivos específicos, el procedimiento de trabajo y los productos descritos están abiertos a su redefinición al comienzo del taller para poder generar un prototipado de ese marco, las escalas y algunos indicadores clave con los que comenzar, sobre todo en los primeros niveles de profundidad; para seguir con el trabajo después añadiendo indicadores y variaciones; así como evaluando el propio marco o matriz y modificándolo en base a los resultados.

En la medida de lo posible, y según los perfiles disponibles en el equipo, se tratará de analizar algunos casos mediante estudios comparativos y visualización de procesos mediante los indicadores diseñados.

Para esta tarea la propuesta sería partir de las documentaciones y trabajo previo en cuanto a:

  • Marcos teóricos y análisis de participación previas a esta nueva época de impulso de la participación y de evaluación de proyectos comunitarios.

  • Documentaciones relativas a la evaluación de proyectos.

  • Indicadores de experiencias de plataformas ya implementadas.

  • Planteamientos incipientes actuales.

  • Investigación particular de los miembros del equipo.

 

Otros elementos a tener en cuenta:

  • Definición de agentes críticos, stakeholder.

  • Definición de parámetros, agentes y parcelas en la evaluación externa, interna y participativa.